En la certeza de nuestras decisiones el gran misterio nos guía con amor.
Tanametztliº
Durante el año 1998 entré en una reflexión existencialista con respecto a mi razón de ser y la inspiración para continuar formándome en la vida. A ese tiempo tenía 24 años, un hijo de 4, una carrera como educadora en Biología y estaba por terminar una profesionalización en Biología; tenía dos trabajos, era madre soltera apoyada por mis padres, deportista, feminista y me apasionaba la investigación.
Sentía un gran vacío en mi ser que no me permitía dar claridad de lo quería hacer a futuro; viviendo así pequeñas batallas interiores, confrontandome constantemente respecto a cuál era mi verdadera vocación, habitando así la pregunta ¿Qué debía hacer para ser feliz?; Pues la investigación, aunque me encantara no me llenaba lo suficiente para sentirme plena, pues requería la integralidad de mi ser, conectar con el cuerpo, la mente y el espíritu. Sentía necesario salir de los métodos científicos para darle un giro a mi existencia.
Fue allí en ese ese pedazo de vida intensa, cuando conocí el camino ancestral; aperturando mi visión y mi claridad con la medicina de la Ayahuasca, de la mano de uno de nuestros taitas de tradición (Isaias). Recibiendo así muchos regalos de sabiduría interior y herramientas para soltar, en el fluir con otro vigor.
Luego llega a mi vida la medicina del Temazcal como una iniciación que me permitió entenderme profundamente como ser, como energía; una experiencia mística que aun hoy no sabría explicar en palabras. Más lo que sí puedo expresar es que ha dejado una huella maravillosa para recordar siempre el camino a casa.
En mi caminar encontré personas generosas en el compartir de su sabiduría y tradición. De alguna manera seguía investigando, solo que ahora a otro nivel. Continuaba así el método aportándome en el reconocimiento de mi mundo interno y en la exploración del nuevo mundo externo.
Halle respuestas muy valiosas y nuevas preguntas en la medida que avanzaba en este auto conocimiento. Aprendí a fluir más tranquilamente y con mayor paz…excepto cuando estaba en mi tiempo de Luna, ya que, si bien caminaba la senda de la madre tierra con sus regalos, también existían ceremonias a las que se nos pedía abstenernos de asistir si estábamos sangrando y... ¡WAOO! esto me confrontaba de tal manera!!!! ya que no entendía la segregación, me preguntaba sin parar ¿por qué debíamos estar las mujeres alejadas del fuego de la gente, del lugar si era posible si sangrabamos?…la verdad viví situaciones muy fuertes, desagradables y dolorosas.
En fin ese tiempo ya paso y fue mucho lo que aprendí respecto a la fortaleza y claridad personal en el rezo ademas de la voluntad para seguir adelante.
En ese entonces la mayoría de las ceremonias a las que asistía eran comandadas por hombres, y no había mujeres que entregaran medicina de plantas de poder o Temazcal por estos lados… así que, algunas veces con gran frustración y tristeza me mordí la lengua y otras veces me expresé en rebeldía ante la petición de salir si estaba en mi luna. Sentía que si era mujer y caminaba por la senda de la madre tierra y la madre es mujer, ¿por qué La madre no permitiría que entrara a sus ceremonias si estoy en un momento fisiológico natural?!…
Allí en esos momentos sentía todo tan masculino, y tan machista, que mi feminista del pasado me invito a seguir investigando acerca de las tradiciones que caminaba. Solo que en ese entonces el boom de las redes estaba emergiendo, no había face, instagram ni whats up y lo poco que había, estaba en libros a los cuales tener acceso era complicado y además estaban escritos por hombres…jeje que pena pero así fue.
Afortunadamente, las migraciones existen, y las fronteras no estaban cerradas para los rezos. Recuerdo que un día rece con tal fuerza que pedí que llegara el mensaje de alguien, de algún lugar, que nos hablara acerca del tiempo de luna; y fue así como en vísperas del 2000 llego el mensaje de la siembra de la luna desde España a través de mi amiga Anita (mini ce) quien vino de vacaciones y había tenido la oportunidad de compartir en un círculo de mujeres con la Abuela Margarita.
Ella nos contó del movimiento en España con los encuentros de mujeres con todas sus connotaciones positivas para la vida personal y como aporte para la paz en la tierra…recuerdo que fue una gran celebración, además de un maravilloso aprendizaje. Hoy día la siembra de la luna es uno de los altares que mas ha despertado y liberado a las mujeres de tantos tabúes impuestos de crianza y religión; este es un mensaje que sigo compartiendo con gratitud, porque dio un gran impulso a mi caminar en confianza.
Pasados unos pocos años tuve la oportunidad de conocer gracias a Yami y Malika (mis hermanas de camino) a un hombre medicina Kabito: El caminaba la ruta del Corazón con su Inipi del camino Navajo y no excluía a las mujeres en luna de su ceremonia. El me permitió entender que si estamos en armonía y llegamos al rezo con amor, nuestra energía no dañaría a nadie, solo así en la impecabilidad de nuestro sentir femenino haríamos evolucionar la consciencia. Amé tanto esa visión y su camino que decidí aprender y comprometerme con ese fuego... Hoy día ese hombre es mi esposo. En esa nueva claridad y aceptación, me reconocí en el camino del corazón más profundamente y sin limitaciones respecto de los ciclos naturales de la mujer.
Posteriormente mi amiga Yami se inspiro a gestar el encuentro anual de mujeres, el cual nos aporto en gran medida, pues allí nos reuníamos mujeres de diferentes lineas de conocimiento e intercambiabamos nuestras sabidurías y también nuestras inquietudes, siendo este espacio - en mi sentir- también un laboratorio de co-creación hacia un nuevo fluir desde lo femenino.
Poco tiempo después llega un nivel más de auto conocimiento con la Búsqueda de visión… ¡Qué manera de asumir la fuerza de voluntad !!!!, ¡que coraje para verte en el yo con yo, para asumirte tal y como sos. Una oportunidad más para crecer con la fuerza de la madre tierra y la claridad del gran misterio como guía. Reconociendo las fortalezas y las debilidades, las luces y las sombras de la personalidad y aceptar cada pedazo de tiempo de vida con amor. Cuando me sembré por primera vez era mi cumpleaños, equinoccio y luna llena.
La danza del sol también se hizo sentir con sus cantos, con su fuerza, con su brillo…me hizo vibrar, pero no lo suficiente para danzar. En ese entonces aún conservaba algunas resistencias, me sentía tan masculina en mi carácter y tan beligerante, que temía que la fuerza de la danza solar iluminara demasiado mi energía guerrera de ese momento…fueron mis temores de la época los que me detuvieron para presentarme ante el árbol de la vida.
Mas adelante en el fluir de la energía del misterio que nos va aportando ayudas en el camino, también llega la medicina del peyote de la mano del Tio Melvin y Tomas, con la apertura del corazón y el canto. Manifestándose en mi una fuerte necesidad de conectarme con mas intensidad a la energía de la luna, de la noche, de las estrellas, de la mujer. Como ya había escuchado acerca de la danza de la luna , le pregunte a mi amigo del camino del peyote por la ceremonia lunar y…El efectivamente conocía de ella y me conecto con la Abuela Silvia Mayahuel de Minessota, ella me puso en contacto con la Abuela Malinalli de México, y ahora sí, he aquí la historia de como llegó la danza de la luna a Colombia…
…2008, han pasado diez años ya desde que sentí ese impulso tan intenso a generar un cambio en mi interior, necesitaba transformar mi realidad interna y externa; necesitaba ir un paso más allá para entender mi corazón…así fue. Habían pasado unas semanas desde que había decidido enviar mi carta de intención a la abuela Malinalli para asistir a la danza de la luna en México, y justo en este momento había leído la respuesta positiva ante mi petición. Mis oraciones habían sido escuchadas y debía empezar a tramitar la visa mexicana para que se abrieran los caminos.
En el fluir del misterio todo se dio para llegar a la danza, en ese momento éramos dos colombianas en el círculo de Danza de Luna OLLINTLAHUIMETZTLI, una que venía desde nueva york, Pilar, y la otra era yo que venia del sur de américa. Asi que fui la primera mujer que cruzo el canal de panamá para danzarle a la luna en el círculo liderado por la abuela Malinalli.
Llegar a México para mí fue entrar a una de mis vidas pasadas, me sentí en casa, como si estuviera retornando de un viaje largo. La gente, las ceremonias, los cantos, todo era familiar para mí.
Aunque antes no había tenido oportunidad de compartir con una abuela de tradición y sabiduría en mi camino… Cuando vi por primera vez a la Abuelita la sentí de mi familia, intuí que en adelante iba a aprender mucho de ella y que sería un referente de gran inspiración en mi crecimiento, me dije –encontré mi Abuelita de la tradición-.
Cuando le entregué el tabaquito solo pude expresarle la profunda gratitud por sostener el rezo de la luna para nosotras, para que pudiéramos honrar y equilibrar la feminidad. En ese momento sentí que llevaba en mis ojos los ojos de todas las mujeres con quien había compartido en los círculos de mujeres, en los encuentros, en los Temazcales, y en los baños de luna. Así me presente ante nuestra danza madre…
Llega el momento de viajar desde el D.F al campamento y me dispongo a preparar lo necesario. Un día intenso, primera vez en la danza, solo conocía a mi amiga pilar y la abuela al llegar; ahora estaba lista para reconocerme con mis hermanas mexicanas del Calpulli de la abuela.
Nos dirigimos a danzar cerca de las pirámides de Teotihuacán en un terreno seco lleno de nopales y deshabitado…en el día hacía mucho calor, pero en la noche un frió tan intenso que te enfriaba los huesos, y yo bien calentana como no conocía más que el frió de Bogotá no lleve el abrigo suficiente para esa realidad.
Las primeras enseñanzas que me dio la danza fueron la purita fuerza de voluntad para no dejarse caer, vencer las limitaciones mentales frente al frió, la intensidad del ayuno de sueño y lo más maravilloso la energía de la hermandad entre las mujeres en un porcentaje muy alto. En esa primera danza también tuve la oportunidad de integrarme con mujeres de muchos países, junto a las que reconocí esa fuerza de gratitud por ser mujer y valorar juntas nuestra energía en femenino. En esa ocasión se me dio la oportunidad de compartir el rezo de la siembra de la luna que había aprendido aquí con mis hermanas del camino en Colombia y fue bien bello, porque la receptividad fue asombrosa y muchas mujeres que no conocían este rezo se conectaron profundamente con esta fuerza e hicieron de la siembra de luna su camino de expansión
Terminando la danza estaba expandida y plena, me sentí tan completa que quise compartir esa plenitud con las mujeres de mi territorio. Había experimentado el cierre de un ciclo para abrir uno nuevo, había llegado el tiempo de un antes y un después de danzarle a la luna. Ese año recibí la pipa de obsidiana y sahumador, asumiendo la responsabilidad de ser su guardiana, el compromiso de encender la pipa en cada luna llena. Desde este lado del canal de panamá tejería mi corazón con el de mis hermanas, quienes rezarían junto a mi bajo el mismo brillo plateado de la Nana Metztli (la luna)…estaba completando mi familia. Y portaba la primera pipa de obsidiana y el primer sahumador con fuego lunar en sur américa, bajo el linaje de la abuela Malinalli.
Llegando a Colombia, inicie una peregrinación con un sentir muy personal, llevando el rezo de la pipa de obsidiana a diferentes círculos, iniciando por mi familia, mis amigas y amigos, círculos de mujeres en Cali y por fuera de Cali donde tenía gente conocida. Fui compartiendo mi experiencia en la danza de la luna, compartiendo cantos…y aunque no fue fácil abrir este camino y energía en Colombia... Me inspiraba el pensar que un día la abuela Malinalli pudiera cruzar el canal de panamá y traer una chispa de la danza a nuestras mujeres para que así muchas colombianas se animaran también a danzar en México. Ese fue el sentir inicial.
Fue así que inicie la cocreación de esa inspiración y al año siguiente en la luna llena de julio de 2009 la intención se materializó. Previo a la llegada de la abuela, fui abonando el terreno y me contacté con las mujeres que conocía como guardianas de Círculos de mujeres, Danzantes del sol, temazcaleras, visionarias, sanadoras, terapeutas, Danzantes de paz. Y también me contacte con los hombres que resonaban con apoyar este rezo.
Así que con el apoyo directo de quienes confiaron en este rezo inicie la preparación para la apertura de la energía de la danza de la luna en Colombia…en ese momento éramos 5, tres hombres y dos mujeres.
La memoria ancestral activada en mi primera danza fue vibrando intensamente en mí, esto me facilitó recordar muchas cosas de la danza; la preparación fluyo de manera orgánica, ya que contaba con el acompañamiento de la abuela a distancia brindándome consejo. Hicimos la we we (tambor), preparamos a las mujeres, los cantos para la ceremonia, también preparamos el lugar, que era hermoso; y junto a mis compañeros me entregue en las manos del gran misterio una vez más.
Aunque hubo mucho ruido tratando de desacreditar el trabajo lunar, Iniciamos el llamado y la apertura a la energía de la danza lunar en las montañas de la Cumbre, en La Escocia; con un retiro de mujeres de cuatro días llamado CHICAHUAMETZTLI HUIZTLAMPAYOLOTL fuerza de luna en el corazón del sur. Tres días para dar instrucción, purificarnos e intercambiar sabidurías, y uno para ofrendar la danza a la luna, a este llamado asistimos 75 danzantes, una bella sorpresa. Con la instrucción de la Abuela Malinalli y el apoyo de la Abuela Itzpapalotl recibí el fuego para sostener este llamado lunar …lo que inicio con una inspiración de compartir la medicina lunar, evoluciono a un compromiso mayor en Colombia. En primera instancia por cuatro años, para ver cómo se desarrollaba la fuerza lunar en este territorio.
El segundo año danzamos dos noches, esta vez acudieron al llamado nuevas mujeres y fuimos 92. Algunas que estuvieron el primer año no volvieron, y las que regresaron lo hicieron con sus amigas. Ese año fue bien bonito porque compartimos con mujeres Arwacas, Guambianas, Muiscas y Emberas, tejiendo las sabidurías en nuestras mochilas ceremoniales.
El tercero fue el año de afianzar el rezo, era el año en el que nos dábamos cuenta si en Colombia florecería esta manera de rezar, y si las colombianas tendríamos la fuerza para asumir este compromiso. Así fue como ofrendamos las cuatro noches tradicionales de danza. La voz de la danza de la Luna ganaba más confianza en el territorio.
El cuarto año fue muy importante para mí, pues las mujeres colombianas vinieron a danzar los tres años anteriores en respuesta a la necesidad espiritual del rezo femenino en nuestro pueblo. Cada año venían más y nuevas mujeres, lo que demostraba que era importante realizar la danza lunar para nuestro territorio cada año. En ese momento yo debía tomar la decisión de reafirmar mi compromiso con el rezo, solo que ahora este compromiso seria para el resto de mi vida, ya que estábamos a puertas de entregar las primeras pipas de obsidiana en sur américa, siendo esta la manera en que se enraiza el rezo para cada territorio.
Teniendo en cuenta los matices de lo vivido los tres años anteriores, con sus luces, sus sombras, su ruido, las armonías y el movimiento; respire profundo invocando las señales para decidir. Luego de tres señales positivas asumí el compromiso de vida para asentar el circulo de danza de la luna y ofrendar cada año, en el mes de julio. Antes era una mujer medicina que abría la puerta en su aprendizaje lunar, que inspiraba, que apoyaba; a partir de ese año yo sería quien lideraba el rezo en Colombia. Mi abuela vio en mi la fuerza, el camino y la voluntad en el corazón para sostener el rezo a este lado del canal. Ambas supimos que estábamos obrando en el orden de la energía lunar, y que sin duda la medicina de la danza lunar traería bendiciones a este territorio.
Fue así que en el 2012 danzamos cuatro noches, entregamos las primeras 13 pipas de obsidiana en el sur de las américas a las mujeres que completaban ese año su cuarto año consecutivo de venir al rezo y, adicional mente también entregamos una pipa para los hombres fuego, en custodia de nuestro jefe de las águilas de fuego, honrando así el camino espiritual de los hombres que custodian nuestro fuego para obrar en el tejido de nuestros corazones en familia.
En estos primeros cuatro años la energía de la danza se ajustaba en nuestro territorio y su vibración se irradio por Colombia. Tuvimos la oportunidad de reconocernos las mujeres del camino del corazón de diferentes lugares de sur de las américas y etnias. Mujeres que sintieron el aullar de la manada, para ordenarnos juntas en nuestras emociones; porque toda reunión de mujeres es nutritiva por naturaleza.
Para que podamos plantar las semillas de nuestro vientre en nuestros territorios, semillas dulces, de sabiduría, de canto, de rezo, de confianza, de sororidad, de dulzura entre las mujeres y la familia. En la certeza que a futuro nuestra labor personal trascienda a la energía del colectivo, de la comunidad.
Vibrando en la tierra; hasta tocar los vientres de las mujeres ancestrales, activando la conexión con la madre de todas las madres…para todas.
A partir del 2012, asentada ya la energía en Colombia nos transformamos en HUIZTLAMPAYOLOTL METZTLI Luna Corazón del Sur.
Han pasado diez años ya al tiempo de hoy desde que se abrió la puerta en Colombia en el 2009. Siete de los cuales tuvimos el privilegio de compartir con la abuela Malinalli, cuatro con la abuela Itzpapalotl; siempre recordándonos que ¡SI SE PUEDE!.
Hemos pasado por la cordillera occidental, el valle del cauca cerca al pie de monte de la cordillera central y ahora circulamos cada vez más cerca de nuestros apus y templos sagrados ancestrales en el Cauca.
Nuestro circulo ha sido la inspiración para la activación de nuevos colectivos femeninos enmarcados en la espiritualidad femenina, para despertar el recuerdo lunar de las mujeres indígenas. También ha sido la inspiración para que muchos hombres vean con más respeto nuestra fémina existencia.
He visto como las mujeres se endulzan con este rezo, como se ordenan y sanan interiormente, he visto como nos ordenamos también en nuestra relación con el masculino a favor, también cuando vienen a rezar por la fecundidad de su vientre, llegando al año siguiente con su pancita o con su bebe; he escuchado testimonios maravillosos de sanación física y emocional; he vivido las reconciliaciones de las amistades y el ordenamiento de las familias…he visto llegar algunas danzantes el primer año solitas, y al año siguiente llegan con sus parejas para apoyarlas desde el fuego, o como papas canguro. Así se va manifestando el rezo de nuestra familia, eso sí saliéndonos de la idea del pesebre, y más bien unificando las hermandades, en la medida que las mujeres nos vamos aclarando, nos vamos endulzando, y también vamos ordenando la armonía con nuestras relaciones.
Les puedo compartir que mi vida ahora está más completa, amo profundamente lo que realizo, sé que no estoy sola, que mi familia de sangre y amistad ama este rezo lunar tanto como yo, porque ha obrado de manera muy positiva en nuestras vidas. Se que el gran misterio me guía en la medida que asuma la certeza de mis decisiones.
Tan solo hasta este año 2018 me presente al árbol de la vida en la danza del sol, con el regalo de que mis jefes alinean su danza con la luna llena y…la ame profundamente. Ya estoy lista para asumir el brillo del sol en mi vida, pues ya no tengo temor al brillo de mi guerrera interior, porque ahora mi brillo tiene la luz de la luna.
Ha llegado el momento de expandir y compartir la medicina de la luna del corazón del sur, dirigiéndonos al oriente a Venezuela para abrir la puerta al llamado de la fuerza de la luna con la inspiración de XIUTLALOCZIN una mujer que vino a danzar siguiendo la ruta de su autoconocimiento y que se ha inspirado al igual que yo para llevar una chispa de esta medicina a su territorio, confiando que esta luz a futuro sea la luz de un bello fuego para su pueblo.
La historia continua…
Ahora es tiempo de que te inspires a venir a danzar por primera vez o a que recapitules tu paso por la danza, para que halles los tesoros de tu historia personal, te aferres a ellos para posteriormente darte la oportunidad de compartir.
Caminando en este bello tiempo
Tanametztliº
PD:
Sin duda nada de esto habría sido posible si no hubiera tenido la oportunidad de relacionarme con personas maravillosas, inspiradoras y apoyadoras, definitivamente somos un tejido de corazones que vibra al ritmo del gran tambor ceremonial que toca el misterio. Agradezco sinceramente a quienes han hecho parte de mi historia personal, algunos se han distanciado otros permanecen, mas como confió en las leyes de la termodinámica, y sé que cuando todo se ordena en el fluir del gran misterio nos volvemos a encontrar.
AGRADECIMIENTOS:
Primeramente a la Nana Malinalli, Nana Itzpapalotl, Nana Mayahuel
Mis padres y hermanos, Kabo Juitimbiro, Sebas Itzkuauhtli, Mono, Santi, Diego, Mao Tatanka, Isaias, Ab Ana, Anita mini ce, Yami, Malika, Tomas, Tio Melvin, , Ab Mercedes, a los jefes Glenn y Gailen, Ab Roxana nur, Ab Carmen, Ab Paty, Ab Gloria,Mago, Albert, Caro,Lilo, Paty, Kaveesha, Susana Xochiquetzalli, Sol Xiuxochitl mazatl, Yolintia, Citlali, Aura, Aixa, Xiukiahuitl, Quetzalehecatl, Xiutlaloczin y Armando, Ocelotlkuauhtli, Claudita, Serena,Sara, Andre, victoria Y, Ecoaldea la Atlantida.
Asi como todas las danzantes de luna y apoyos que han pasado por este círculo y a todas las águilas de fuego que nos han acompañado.